La costura o trabajo textil es un oficio muy antiguo que se fue desarrollando con el paso del tiempo y que tradicionalmente han venido desempeñando las mujeres. Precisamente, la Dirección de Emprendedores Sociales cuenta con trabajadoras que llevan adelante esta tarea.
Laura Gallardo, quien cumple funciones en los talleres de la dirección, cuenta que su vocación por la costura comienza “con el tejido en bastidores y armando prendas. Después, agregué tela y costura. Cuando estás creando algo se te llena la cabeza de cosas, entonces empezas a imaginarte lo que podés armar”.
Además, Gallardo manifiesta emocionada que “ser costurera me permitió esto, que es apasionante. Un mundo en el cual empezás a crear, ya que coser es también una forma de arte. Heredé esto de mi mamá y mi abuela, quienes cosían, luego lo abracé y ahora sigo con esto”.
Sus comienzos estuvieron marcados por la Dirección de Emprendedores: “Cuando llegué a la dirección primero no sabía qué iba a hacer, pero comencé a ganar espacio y la directora, Verónica Días, empezó a generar ideas y logramos materializar esos trabajos con costura, trabajando para los talleres. También he capacitado a muchas mujeres”.
“La mujer sanjuanina es muy hacendosa, siempre está en busca de nuevas técnicas o empezar a conocer nuevas máquinas, para que cambien lo que ya saben. Es muy aplicada y todos los trabajos que nosotros realizamos son para la comunidad. Disfruto poder conectarme con otras mujeres que aman lo que realizamos y las amistades y vínculos que esto genera”, finalizó.
La costura como oficio, fue evolucionando con el paso del tiempo, exigiendo creación, imaginación y versatilidad en la confección de prendas de vestir, pero fundamentalmente dedicación a la hora de crear una prenda.
Antecedentes históricos
El primero que decidió realizar un gremio para reconocer a estas profesionales fue Luis XIV en París, Francia. Con el incremento del interés por la moda en el siglo XIX, la demanda de prendas exigía una mayor organización. Con el avance de la industria textil, la oferta de tejidos se diversificó y abarató, aumentando las confecciones manuales.
Durante el siglo XIX, la clase burguesa adinerada comenzó a generar un gran interés por la moda en toda Europa, aumentando la demanda en la creación y confección de productos que permitió a las costureras desarrollar su oficio por cuenta propia, algo que para la fecha estaba prohibido.
Desde Desarrollo Humano queremos saludar a todas las/los diseñadoras/es de moda, modistas/os, costureras/os, por su trabajo diario en esta noble tarea.
