Cada 14 de julio se conmemora el Día Internacional de Auxiliar de Enfermería, fecha con la que se busca poner en valor el trabajo que realizan día a día de estos profesionales de la salud.
Los auxiliares son un pilar fundamental en la cadena de cuidados, implican una atención permanente con el paciente y sus familiares.
En ese sentido, las licenciadas Carina Álvarez y Ana Estela Díaz, quienes cumplen función en la Zona Sanitaria V, brindan su historia de vida después de años de trayectoria como auxiliares de enfermería.
En primer lugar, Díaz hablo sobre su historia dentro de la profesión: “Comencé a mis 18 años y actualmente cuento con 38 años de antigüedad. En mis inicios, hice el curso de enfermería y fui auxiliar durante 10 años, seguidamente, terminé la carrera de enfermería mientras que trabajaba en el ámbito de la Salud”.
“Elegí esta carrera porque parte de mi familia estaba dentro de la profesión, mi abuela trabajaba en la cocina del Hospital San Roque, hasta años después que logró hacer la carrera y trabajar en el Hospital Marcial Quiroga. Luego, siguió mi madre quién siempre le gustó toda la parte de salud. Hoy mis hijos también son enfermeros. Gracias a eso, le tomé mucho cariño a la enfermería".
“Siento mucha satisfacción por el trabajo, durante estos años he sentido mucho agradecimiento por parte del paciente. Me ven en la calle y me abrazan", comentó.
“Recuerdo una vez que se acercó una mujer acompañada de un muchacho alto con barba, cuando me lo presentó y recordó que fue un paciente del hospital. Lo había atendido cuando era niño. Esas experiencias que a uno lo llenan mucho de cariño porque significa que hiciste algo bien, que dejaste algo en las personas", dijo
“Es muy alentador trabajar en este ámbito, requiere de voluntad y vocación de servicio. La herramienta fundamental en esta carrera es la empatía para con el otro, ponerse en su lugar, saber que el paciente también tiene necesidades".
Y agregó: “Una sugerencia que les doy a los jóvenes que están estudiando esta profesión es querer lo que se hace. Cuando uno hace una mala acción, eso solo habla de uno mismo como persona. Siempre recordar que estoy brindando un servicio al otro. Como dije antes, la empatía es clave, el pensar que puedo ser yo quién está del otro lado. Se trata de brindar la atención que nos gustaría recibir. Hacer todo con vocación y pasión, hasta una simple curación ya que, si se hace mal puede tener graves consecuencias".
Posteriormente, la Lic. Álvarez compartió su historia de vida e hizo hincapié en la vocación de servicio que involucra la profesión :“Empecé a estudiar cuando era joven puesto que, mi vocación siempre fue la salud. A lo largo de la carrera, perdí a mi papá quién era el que costeaba mis estudios, tuve que abandonar porque mis recursos me impedían continuar".
“Los años pasaron, crecí, me case, tuve hijos y una vez que los niños crecieron, pude retomar mis estudios. En ese momento, yo trabajaba en el cocina del Hospital Rawson y haciendo limpieza en una empresa de colectivo mientras que también estudiaba. Me recibí de auxiliar de enfermería y a los años concreté la licenciatura", aseguró.
Continuó: “Los pacientes jamás se olvidan de uno, eso es muy importante porque te hace dar cuenta de lo bueno que dejaste en el. Me llevo la cara de agradecimiento de cada paciente cuando los atendí. Las personas son muy agradecidas, ese es el regalo más grande. Me quedo con que les estoy haciendo el bien a las personas".
“Actualmente, mi hija está estudiando enfermería. Cuando ingresó a la carrera, le expliqué los contras de la profesión en los cuales, uno de ellos era no estar presente en ocasiones importantes, a lo que ella me respondió “el orgullo que siento por vos compensa todo el tiempo que no estuviste conmigo” eso me conmovió. Es por eso que, el consejo que le di a ella como el que le doy a los jóvenes es hacer esto con mucha vocación, pensando en el otro. La empatía es la emoción primordial para quienes estudien esta carrera".
