Una gran pantalla que complementó de forma perfecta el trabajo de los actores y bailarines, efectos sonoros, una escenografía impecable, un vestuario de lujo y una musicalización de primera; fueron los condimentos que plasmaron aquella hazaña encabezada por el General San Martín.
Sin dudas, los espectadores se metieron de lleno en esta representación histórica. Es que además del profesionalismo que hubo detrás de este gran trabajo, los artistas "extendieron el escenario" hasta las butacas de la sala. De esta manera, el público estalló en aplausos cuando los actores ingresaron desde las puertas laterales hasta reunirse en el escenario y completar los distintos cuadros.
La bandera de Cabot, pintada por sanjuaninas, que se desplegó a lo largo de la platea, fue otro de los recursos que deslumbró a los asistentes, como también el teatro aéreo que se lució frente a las butacas.
Sin dudas, una propuesta que nadie quiso perderse para disfrutar de una diferente, llena de recuerdos y con la emoción a flor de piel.