El componente social es lo que resalta a la Medicina de Familia

El 19 de mayo se recuerda el día mundial de la especialidad. La Dra. Luisa Páez destaca los valores de una variante médica que en la provincia ha tenido un notable crecimiento.

Dra. Luisa Páez, referente de la medicina de familia en San Juan Dra. Luisa Páez, referente de la medicina de familia en San Juan

Un día como hoy, pero del 2010, nacía a nivel mundial el Día del Médico de Familia como reconocimiento a la importancia que estos profesionales brindan a la salud de la población. Esta fecha fue instituida por la Organización Mundial de Médicos de Familia (WONCA)

No son pocos los que han afirmado en los últimos años que la medicina de familia es la especialidad más completa y que requiere una capacitación permanente de sus actores. “Comparte conocimiento y destrezas de otras especialidades”, expresan algunos artículos que la definen. En esencia, el médico de familia tiene bien definido el campo de acción que es la atención familiar. Atiende problemas de salud de niños, adultos, personas mayores, por ejemplo.

Una de las profesionales más experimentadas del ámbito local, con esta especialidad es la doctora Luisa Páez, que se recibió de médica en Córdoba en 1995, pero de estudiante ya visitaba, en esa provincia, los centros sanitarios para informarse y conocer detalles de los mismos.

Luego, y ya en San Juan, pasó un tiempo por los hospitales Marcial Quiroga y Rawson, varios centros sanitarios y fue, durante algunos años, jefa de Atención Primaria de la Salud.

Hoy, cumple su tarea en el CIC La Laja de Albardón.

“Estudié en la Universidad Nacional de Córdoba y me recibí en el año 1995. Desde la facultad tenía la idea de seguir Medicina Familiar, porque desde esa época ya me gustaba lo integral, los problemas comunes. En Córdoba había tenido la posibilidad de visitar un Centro de Atención Primaria y ahí pude ver cómo se puede actuar desde la medicina con la comunidad, y dándole mucha importancia a los aspectos sociales de las personas”, expresó.

“En San Juan, comencé la residencia en el hospital Marcial Quiroga, roté por Pediatría y en el Rawson por Maternidad. En 1996, la residencia se traslada al CARF, porque ya se venía trabajando en la necesidad de un perfil de profesional médico que pudieran tener una mirada desde la Atención Primaria y Atención Ambulatoria, es decir, una mirada más comunitaria y familiar”, dijo.

De relato pausado y casi pidiendo permiso a las palabras para expresarse, la doctora trazó su punto de vista sobre la actualidad de su especialidad en San Juan.

“En 1995 comenzó un proceso del que, a mi criterio, hoy se están viendo los frutos. Los centros de Atención Primaria dejaron de ser las salitas y en estos momentos son grandes instituciones de atención ambulatoria que crecen constantemente como el René Favaloro (Rawson), Báez Laspiur (Chimbas) e Ibone Silva (Santa Lucía), por ejemplo. Este proceso fue acompañado por buena infraestructura edilicia”, expresó.

Para Páez, “también se le dio la posibilidad de que a los CAPS llegaran profesionales formados con una mirada que permite responder a las necesidades de las comunidades donde están insertos, que es una formación distinta a la que recibe el médico que trabaja en un internado de hospital”.

Esta especialidad tiene la particularidad de que cuando el medico la elige y la desempeña, queda totalmente atrapado. “Lo he podido comprobar con jóvenes que en algún momento me contaron que, si bien pensaron elegir otra vertiente de la profesión, cuando conocieron la Medicina de Familia quedaron totalmente comprometidos con el componente social. Además nosotros podemos disfrutar de todo el ciclo vital de las personas, desde la maternidad, parto y luego el seguimiento de la mamá y el nene”, sostuvo Luisa Páez.

Esa relación que se genera con el paciente es disparador para atender, luego a otros integrantes del grupo familiar, porque la misma persona los va acercando. Una relación que se construye entre médico paciente, se afianza de manera permanente y es una de las mayores fortalezas de la MF y la APS

Si bien no es exclusividad de la Medicina Familiar, la relación que se erige con el colega, particularmente en la Residencia es especial porque se comparte mucho más que horas de hospital y centros de salud. Tal vez en esta variante médica intervenga además, las experiencia sociales de los pacientes, los lazos familiares, el grado de conflictos de las personas que muchas veces lo tiene al médico como testigo ocasional.

En este punto, la doctora Páez recordó que “me ha marcado mucho el paso por la residencia. La formación y la relación con los colegas es muy importante, uno termina siendo amigo de ellos. Yo aprendí mucho de los distintos lugares que estuve trabajando. Mi rotación por los servicios de Pediatría y Maternidad de los dos grandes hospitales también los recuerdo muy especialmente por las relaciones que me dejaron”.

Obviamente es imposible olvidar a las personas que compartieron juntos muchas experiencias. El doctor Mauricio Díaz, exsecretario técnico del Ministerio de Salud, fallecido en abril del año pasado, fue uno de los compañeros de residencia de la doctora Páez.

“Lo recuerdo muy bien. Como compañero cuando comenzó primer año de la Residencia estuvimos juntos en el CAPS Güemes de Rawson, luego compartimos experiencias en PAMI y su última etapa como secretario técnico del ministerio. A Mauricio le gustaba mucho el trabajo en equipo y las actividades comunitarias desde donde logró muchas amistades en los lugares donde le tocó trabajar”, recordó.

Finalmente, la experimentada profesional destacó el trabajo de la actual ministra, doctora Alejandra Venerando y de muchos de sus colegas que se encuentran actualmente en cargos ejecutivos en la cartera sanitaria. Y recordó a los jóvenes profesionales que la Residencia de MF en San Juan está acreditada por el MSN.

“Además creo que es el proceso de formación que abre puertas para el futuro médico, tanto en el ámbito público como privado".

Obviamente, la impronta que deja esta especialidad entre los médicos que la ejercen queda marcada a fuego por la relación que se genera con las personas integrantes de una misma comunidad. No es solo una consulta y nada más, es conocer un contexto social y realizar una atención integral y continuada que en la mayoría de los casos permite un trato de amigo y confesor.

Es en esencia, un compromiso semejante al primer amor. “Sí, claro, la volvería a elegir”, dijo la doctora Luisa Páez cuando se le preguntó si, en una retrospectiva de su vida, optaría nuevamente por la Medicina de Familia.

Es un trato particular, genera devoción la reciprocidad médico-especialidad. Es como pintar una relación de amigo eterno, transitar un largo camino que no se puede cortar, lo prolongará el destino. O más aún, una eterna luz encendida que no se puede apagar, aunque se apague la vida.

Modificado por última vez en Martes, 19 Mayo 2020 00:10