Felipe Vargas, veinte años de pasión por la natación

El deportista de Alto Rendimiento habló de su infancia, de su presente, y de su objetivo máximo: competir en unos Juegos Olímpicos.

Con 4 años recién cumplidos acompañaba a su papá a la pileta del Club Obras, ya que él era nadador profesional. Su gusto por la natación comenzó desde muy chico, observando lo que hacía su padre “Cocó”, como lo apodan familiares y amigos. Un año después comenzó a incursionar en este deporte dentro del Complejo Deportivo “El Palomar”.

Sobre sus comienzos en la natación

- ¿Qué recordás de tus inicios?

- Comencé desde muy chiquito, a los 5 años en la Universidad. Siempre acompañaba a mi papá, en ese entonces nadador profesional, y ahí empecé a hacer mis primeras armas y a defenderme dentro del agua. Él nos contagió esta pasión tanto a mi hermano como a mí.

- ¿Siempre compartiste muchos momentos con tu hermano Valentín?

- Absolutamente, jugábamos en la calle a la pelota, salíamos a andar en bicicleta con otros amigos y vecinos de la cuadra, andábamos en rollers, y estábamos mucho tiempo en la casa de mi abuela, que quedaba enfrente de la mía. Compartimos muchas cosas desde que tengo uso de razón. Desde hace muchos años compartimos nuestra pasión, que es la natación.

- ¿Qué te acordás de tus primeras competencias?

- Muchísimo, lo tengo grabado en mi mente y en mi corazón. Era chico y competíamos junto a Valentín en torneos donde no importaba el resultado, sino hacer amigos. Tengo más recuerdos y anécdotas que resultados en la cabeza. Íbamos a Mendoza, San Luis, Córdoba. Cuando viajamos a Santa Fe nos pidieron que llevemos carpa para quedarnos en el club San Jorge, y disfrutábamos un montón. Divertirse sin buscar un resultado no tiene precio. Se hacían muchos torneos promocionales y participábamos en la gran mayoría.

Sobre sus primeras competencias en el profesionalismo

- ¿Cuándo empezás a competir en forma profesional?

- Estuve siete años nadando en la Universidad, que era como mi segunda casa, y después pasé a integrar el equipo de la Asociación Sanjuanina de Triatlón (AST), dirigida por Silvia Maldonado. Ahí me federaron y empezó otra etapa; viajábamos a torneos de juveniles, argentinos, diferentes nacionales. Eso, por supuesto, fue un antes y un después en mi carrera deportiva.

- ¿Desde ese entonces sentiste que no estabas de paso dentro de la natación?

- Lo sentí así siempre, me gustó desde chiquito y mis padres me inculcaron el deporte. Por supuesto que pasar a ser federado fue un gran avance, ahí hice el clic definitivo de que esto me lo tenía que tomar en serio. Y después llegó el debut en la selección juvenil a los 14 años, la natación pasó a ser mi medio de vida.

Sobre su debut y experiencia en la Selección Juvenil Argentina

- ¿Qué enseñanzas te dejó haber integrado el equipo nacional desde tan corta edad?

- Me dejó todas las enseñanzas, participar en campeonatos argentinos con el mejor nivel de nadadores, y salir campeón en algunas oportunidades. Ganar la prueba 200 metros espalda en el Campeonato Nacional de Cadetes y Juveniles en Mar del Plata y clasificar al Mundial de Juveniles en Dubai. Con 18 años, haber participado de ese evento y estar en ese lugar único. Muchas experiencias, buenos y malos resultados, pero un disfrute máximo por el deporte. Además de valores de amistad y compañerismo incomparables.

Sobre su participación en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015

- ¿Qué balance pudiste hacer de tu presencia en ese evento?

- Una experiencia única, como cada competencia nacional o internacional que disputé. Viajar a Canadá, competir en el máximo nivel, estar en la “Villa Panamericana” y compartir días con personas que integran el Comité Olímpico fue fantástico. En cuanto a lo deportivo, terminé 14° en la especialidad 200 metros espalda, fue un buen resultado.

Sobre su llegada a Francia

- ¿Qué te motivó para emigrar a un país europeo?

- Un sueño de chiquito junto a mis padres y hermano, que gracias a Dios lo pudimos cumplir en el año 2014. Cumplimos el objetivo de viajar a Francia y competir con muchos nadadores profesionales, esos que veíamos por la tele. Luego retornamos a San Juan para culminar nuestros estudios, ambos somos profesores de Educación Física, y en el 2016 volvimos a Europa, pero ya con el apoyo de un club llamado Cannet 66 y de toda la Secretaría de Deportes.

- ¿Cómo se desenvolvieron con el idioma? ¿Tenés algún recuerdo?

-Cuando nos fuimos a Francia no sabíamos hablar en ese idioma, empezamos a comunicarnos como podíamos y hacernos entender de la mejor manera posible, nos reímos mucho junto a Valentín. Fue un desafío aprender francés, ahora nos hacemos entender y seguimos estudiando el idioma.

- ¿Qué representa el Club Cannet 66?

- Es uno de los mejores equipos del país, terminamos cuartos en un campeonato nacional. De ese club surgieron muchos buenos nadadores, incluso de jerarquía olímpica. Además vivir en el Viejo Continente nos ayudó a llevar un orden en todo lo que hacemos, entrenábamos y comíamos temprano.

Sobre su sueños dentro del deporte

- ¿Felipe, cuál es tu sueño máximo?

- Por supuesto, el de estar en unos Juegos Olímpicos. Sino es en Tokio 2021, buscaremos que sea en el próximo. Me gustaría compartir esa experiencia con mi hermano, ya que hicimos la carrera deportiva los dos juntos. Sería una gran alegría para la familia. Igual ya cumplí varios sueños, el de integrar la selección argentina, el de competir en un país europeo, participar de un juego panamericano, y uno impensado, competir en una prueba contra Michael Phelps.

Sobre su familia

- ¿Cómo está conformada tu familia? ¿Cuánto apoyo recibiste de ellos en tu vida?

- Por papá Carlos “Cocó”, mamá Liliana, y mi hermano Valentín. Recibí, recibo y recibiré todo el apoyo siempre, son mis pilares fundamentales tanto en lo personal como deportivo. Mi padre me acompañó mucho en el deporte, él también fue nadador profesional, y mi mamá me ayudó más con la escuela de chiquito, y también con la natación. Son mis consejeros, junto a mi hermano. Con él comparto todas las actividades de mi vida y somos mejores amigos.

Sobre la escuela

Hizo la primaria en la Escuela Integral, y parte de la secundaria. Los últimos cuatro años los cursó en el CESAP, donde recuerda que sus compañeros lo cargaban porque siempre iba con olor a cloro. “Salía de entrenar y me iba a la escuela, no me quedaba otra”, cuenta entre risas.

Felipe nació el 23/01/1995, tiene 25 años y mucho camino por recorrer.

Modificado por última vez en Jueves, 25 Junio 2020 13:20