Felipe Vargas habló sobre su vida y su próximo gran objetivo: Tokio 2021

Desde su casa, donde realiza la cuarentena, Felipe, el menor de los hermanos Vargas, se refirió a sus comienzos, la familia, su actualidad y sus sueños.

Si uno tomara los diarios desde hace diez años podría armar una crónica de vida de los hermanos Felipe y Valentín Vargas. Desde muy chicos se destacaron en natación, siendo pioneros en varios ámbitos y abriendo camino para el resto de los chicos que practican el deporte. A sus 14 años dieron los primeros pasos hacía los seleccionados nacionales y hoy su principal objetivo es conseguir la marca que les permita clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2021.

Para Felipe, los primeros días del aislamiento social, preventivo y obligatorio “fueron duros. Muy difíciles porque se cortó todo de golpe. Cerró todo. Gimnasio, piletas, todo. De golpe nos quedamos sin nada. Pasamos de trabajar a full a cero de golpe. De todas maneras ya estamos bien. Es una cuestión de adaptación. Aprovechamos la cuarentena para ordenar la casa, papeles. Buscamos cosas para hacer que generalmente no hacés”, aseguró.

Su primera experiencia con la pileta la tuvo a los 4 años. Carlos, su papá, lo llevó a la Universidad Nacional de San Juan. “Él (por su padre) fue nadador toda la vida. Ahora sigue nadando, pero lo hace por hobbie. Nos llevó a probar y nos encantó el agua y nadar. Valentín arrancó en Obras y yo en la Universidad. A los 6 años ya entrenábamos para competir a nivel promocional. Cada vez que vas subiendo de nivel te va gustando mucho más. A los 12 años nos federamos a nivel nacional y a los 14 años los dos metimos la primera selección nacional”.

Consultado por sus primeros recuerdos en la natación, Felipe comentó: “Tengo muchas imágenes entrenando en la UNSJ. Muchos recuerdos de los entrenamientos y del equipo, los viajes. Era genial porque compartías con todo el equipo”.

Un largo camino de esfuerzo y pasión lo llevó al seleccionado: “Siempre digo que a partir de los 14 fue un antes y un después en nuestra carrera. Porque uno siempre quiere estar en la selección y hacerlo a una edad tan temprana fue un logro importantísimo que nos hizo madurar y saber dónde estábamos parados, porque no cualquiera llega a esa edad a una selección juvenil y más en San Juan. Nosotros sabíamos de dónde salíamos y las condiciones en las que estábamos, pero empezamos a abrir la cabeza y buscar otros horizontes”.

Para llegar a cumplir su sueño Felipe tuvo que trabajar mucho y el aporte de su entorno fue fundamental: “La familia siempre estuvo en todo. Desde que arrancamos hasta la actualidad, ellos están. A cada lado que vamos ellos tratan de estar porque es la pasión que nos une. Una de las etapas en que más apoyo sentí y los necesitaba fue cuando pasé al nivel federado nacional. De los 12 a los 14 años fue una etapa muy dura porque físicamente todavía no me desarrollaba. La natación es así. Por ahí te desarrollas de golpe o quizás pegás el estirón después. A mí me pasó la segunda opción, todavía no me desarrollaba físicamente. Todavía no tenía la fuerza necesaria y tenía rivales muy fuertes en mi categoría. Fueron dos años en que me metía entre los ocho, pero yo quería algún podio o una medalla. Pero bueno, mis viejos siempre me guiaron, me apoyaron para que no bajara los brazos. Me hice muy perseverante. En esos dos años logré mi disciplina, mi conducta y mi perseverancia. A los 14 años pude dar el clic. Obviamente que físicamente me ayudó, pero mentalmente hice un clic muy fuerte. Logré un podio nacional y pude meterme en la Selección Argentina”.

Un párrafo aparte merece su relación con Valentín, quien además de hermano y amigo es rival en varias pruebas. “Fue uno de los pilares para llegar donde llegamos los dos. Hubiese sido muy diferente estar el uno sin el otro. Creo que uno fue la base del apoyo del otro. Cuando uno estaba bajón el otro lo levantaba. Hubiese sido muy diferente si alguno de los dos hacía otro deporte. La natación es muy individual, tener un apoyo y una relación de confianza con otro nadador que también es rival y tu hermano jugó un papel importantísimo. En mi caso el ser hermanos me ayudó en todo”.

Con respecto a la pandemia de coronavirus que afecta al mundo y el impacto que la misma ha tenido en su entrenamiento, Felipe fue muy claro: “Nunca estuve tanto tiempo sin entrar a la pileta. Hemos tenido vacaciones a lo largo de temporadas pero esta será la cuarta semana sin entrar. Como mucho estamos parados de dos semanas a 18 días después de un final de temporada. La más larga había sido de 18 días, obviamente porque el cuerpo lo necesitaba, pero estar tanto tiempo parados nunca la habíamos pasado y menos en una época del año en que estábamos en plena temporada y en máximo rendimiento. Cortamos en seco y fue más duro que estar de vacaciones”.

Tras la consulta de cómo afectara este parate, el licenciado en Educación Física explicó: “Creo que puede afectar mucho. Esto va a marcar un antes y un después en la carrera de todos. La parte positiva es que todos los nadadores del mundo están la misma situación. Son contados con los dedos de la mano los que siguieron entrenando, pero fue porque era un año olímpico y especularon con la decisión del Comité Olímpico Internacional hasta último momento. Pero ahora está todo el mundo parado, sin entrenar. Vamos a tener que realizar una reestructuración de planificación y calendario pero a todos les va afectar y sin dudas volver a entrenar va a ser un proceso, no de cero, pero sí armar una base de pretemporada y cambiar los objetivos del año”.

El 2020 encontraba a los Vargas persiguiendo un objetivo claro: la clasificación a los Juegos Olímpicos que se realizaban en Tokio. Pero la situación cambió. Por la pandemia se postergaron un año: “En parte nos perjudica porque estábamos entrenando muy bien y muy motivados. Teníamos mucha competencia para abril y mayo. Esa parte nos complica. En lo que nos beneficia es que se estira el plazo para clasificar a los Olímpicos y quizás también es un beneficio porque todavía no lográbamos la marca y podemos mejorar las cosas. Pero hay que tener en cuenta que se va a reprogramar todo. Tenemos que ver cuáles serán los selectivos y programar el calendario así”.

Por último recordó su participación en el campeonato Panamericano de Toronto en 201: “Tuve la posibilidad de estar con Gonzalo Tellechea en la Villa. Él me dijo que no tenía nada que envidiarle a Londres 2012. Así que imaginate lo que significaba para mí. La Villa Panamericana era inmensa. Había como 30 edificios. Uno para cada país. El comedor tenía entre 30 y 40 restaurantes y en el medio góndolas de heladeras; era enorme. Compartimos con la delegación Argentina como Las Leonas, Federico Molinari, Brian Toledo, que lamentablemente este año se nos fue. Todos de Argentina, a los que uno lo mira en los diarios, y de los otros países había nadadores de gran importancia”.

Modificado por última vez en Martes, 07 Abril 2020 15:20